El búfalo para los indios norteamericanos
Marina Martin de Loeches
De la misma manera que el toro es el protagonista de la cultura mediterránea, el bisonte americano, conocido como búfalo, era el centro de la vida ceremonial y cotidiana para los indios norteamericanos. Para estos nativos americanos, el Búfalo significaba abundancia. De él dependían y extraían lo necesario para su sustento, vestido y vivienda. Todo del animal se aprovechaba.
Toro sentado, Buffalo Bill, Bisonte Macho, etc. Jefes de tribus indias de las que muchos conocemos sus leyendas, portaban su nombre ya que para este tipo de sociedades era todo un honor el llevarlo, un símbolo de que exhibían su misma fuerza.
El búfalo, un animal de importancia para los indígenas norteamericanos
Se identificaban con éstos al ser el búfalo un animal corpulento, de color café oscuro, que posee un abundante pelaje y siempre anda en grandes manadas con un peso que ronda los 900 kilos y puede llegar a tener una altura de casi dos metros.
Si un niño llevaba inserto la palabra “búfalo” maduraría rápidamente, si un guerrero recibía su nombre era un magnifico cazador. Incluso los hombres dedicados a la medicina se concentraban para tener una visión del animal sagrado y así entrar en su gran espíritu.
Eran muy conscientes que la necesidad de pasto y agua mantenía a los búfalos en movimiento la mayor parte del tiempo y cuando una manada dejaba un río y se ponía en marcha, el sonido sonaba como un trueno que se podía escuchar a kilómetros.
Se disponían a cazar y cuando vislumbraban una manada de búfalos, los indios podían matarles a todos en menos de quince minutos. Primero perseguían a la gran manada y tras ello, el indio, generalmente montado a caballo, seleccionaba al animal que deseaba matar, lo separaba del resto en cuanto podía, adentrándose con su caballo en la manada y forzándolo por sí mismo para que pudiese acercarse a ello sin el peligro de ser pisoteado a muerte.
El indio hizo de esta práctica su deporte diario y entretenimiento de vida. A pesar de ser muy ruidosa y peligrosa incluso para los propios animales que corrían alrededor de un circulo de pánico. Una vez muerto, las mujeres indias recogían su piel en el mismo lugar. Se llevaban tanto la carne como su piel a la tribu para luego sacarle partido, aunque el tener que transportar estas enormes cantidades de carne y pieles tan pesadas planteaba sus dificultades.
La piel gruesa y robusta de los viejos búfalos era usada para realizar escudos que colocaban a la entrada de sus viviendas y para los mocasines que portaban en invierno. La piel delgada de un búfalo más joven se utilizaba para bolsas de tabaco y ropa interior. La grasa de búfalo en cambio, para realizar el jabón y el lado áspero de la lengua para crearse sus propios cepillos de pelo.
El Búfalo constituyó un ser espiritual que bendecía a los nativos con todo lo que ellos necesitaban para sobrevivir. Lo consideraban una manifestación directa del Gran Espíritu, un Ser Sagrado al que las tribus festejaban con bailes tras la cacería.
Cada una de las parte de la carne la convertían en alimento, los pies también los hervían para luego alimentarse. Con los cuernos fabricaban cucharas, con sus huesos raspadores, con la cola sus cascos y matamoscas, con sus tendones cuerdas para sus arcos y de sus hilos realizaban sus vestidos. El pelo de la cabeza lo trenzaban para colocárselo ellos mismos.
Nadie sabe cuántos búfalos llegaron a haber en América del Norte antes de la llegada de los blancos, posiblemente alrededor de 40 millones existentes en las Grandes Planicies, pero cierto es que los indios cazaban muchos más animales de los que necesitaban. Muchas veces lo que hacían con tantas cantidades era negociar sus pieles para bienes europeos como cuchillos, armas y otros objetos metálicos.
La mayor parte de las viviendas, llamadas tipis, eran cubiertas con pieles de búfalo, que peinaban hacia arriba. Las camas, también hechas con la misma piel de búfalo, fueron colocadas alrededor del borde del tipi. De ellas colgaban bolsas donde guardaban agua, armas y el traje del guerrero. El agujero de humo en lo alto se movía según la dirección del viento. En invierno, el humo mantenía el tipi caliente, en verano, el borde inferior del tipi se levantaba para que corriese el aire.
También poseían un calendario de piel de búfalo que comenzaba en el centro en el año 1800 y continuaba hasta 1871. Cada año se mostraba con un evento. “Lone dog” que era como se llamaba al calendario, no indicaba ninguna batalla con los blancos.
La cantidad de búfalos comenzó a descender drásticamente desde la llegada de los blancos a América, sin embargo, aunque con el tiempo fue cazado por deporte, los indios norteamericanos siempre fueron dependientes de los búfalos y con su extinción se hubieran hundido en la desesperación y el hambre.
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